Ocurrencias de Don Chebo
Es común escuchar anécdotas protagonizadas por Don Chebo, sobre todo aquellas que tienen por objetivo demostrar el comportamiento tonto del personaje. Éste ya es parte del vocabulario guatemalteco, como sinónimo de ingenuo, bobo o ignorante.
Don Chebo existió. Era don Eusebio Ibarra, un hombre acaudalado y muy reconocido que vivió en Quetzaltenango. Entre sus propiedades que aún se conocen está una edificación que hizo para un teatro llamado Ibarra; debido a que no funcionó la convirtió en su casa, ahora es la prisión de mujeres. La Policía Nacional Civil ocupa otra de sus viviendas.
¿Por qué Don Chebo? El historiador Horacio Cabezas dice que fue una figurada creada, a principios del siglo XX, para ridiculizar a Eusebio Ibarra, quien a pesar de ser adinerado era ingenuo; de ahí surgen los chascarrillos. En la ciudad altense se dice que su apelativo se originó porque éste heredó en vida todas sus propiedades a sus tres hijos. Al preguntarle la razón, simplemente respondía: “Por Chebo”. Tal es su fama que han publicado algunos documentos como Aventuras de don Chebo, (Marcela Valdeavellano, Editorial Piedra Santa), en la cual relata que una vez Don Chebo salió a vender su caballo, pero, en el camino, creyendo que hacía un gran negocio, lo cambió por una vaca; más adelante cambió a la vaca por una cabra vieja; después, a la cabra por un coche flaco; luego a éste por un chompipe con piojillo; de ahí, al chompipe por una gallina, y a la gallina por un cesto de manzanas podridas que le llevó a su mujer, quien se puso feliz, porque no tenía dientes y podría comer manzanas muy suaves.
El historiador e investigador quetzalteco Francisco Cajas Ovando lo describe como un hombre de 1.70 metros, aproximadamente, complexión delgada y con mucha clase.
Siempre vestía traje de casimir y sombrero. Usaba un bigote propio de su época.
La inscripción en su tumba, en el cementerio de Quetzaltenango, es difícil de leer, pero todos saben que ahí descansan los restos de Don Chebo.
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Una vez don Chebo quizo vender un caballo y el comprador lo convenció que le permitiera dar varias vueltas en él, hasta que ya no regresó, entonces Don Chebo dijo: "Pero ya ven, aunque no regresó, me quedé con el gusto de no haberle rebajado ni un centavo".
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También se narra que un grupo de muchachos le quiso jugar una broma a don Chebo, haciéndose pasar uno de ellos por muerto. Don Chebo llega al velorio, estando ahí los muchachos se alejan, pero cuando el que se hacía pasar por muerto hace ruidos, don Chebo toma un martillo y le pega en la cabeza y dice "si no estabas muerto, ahora lo estás otra vez".
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